Festival de Sitges 2018

Por Marcos Sastre

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Día 9

EL PIANISTA

Con motivo de una exposición homenaje a Pepe Carvalho, el célebre detective protagonista de varias novelas y relatos de Manuel Vázquez Montalbán, el festival decidió proyectar dentro de la Sesión especial y en un único pase la olvidada película española El pianista, basada en una novela del escritor catalán.

Dirigida en 1998 por Mario Gas, reputado actor de doblaje y una de las figuras más relevantes del teatro español, y estrenada en el festival de Sitges de ese mismo año, el film fue un fracaso de crítica y público. Narra la historia de dos pianistas barceloneses, amigos, afincados en el París de los años 30. Uno de ellos regresará a España para combatir en el bando republicano de la Guerra Civil, mientras que el otro se queda en Francia, y no volverán a verse hasta el final de la dictadura franquista.

Reconociendo el potencial dramático del argumento, las buenas interpretaciones de Jordi Mollà y de Pere Ponce, y un cierto buen gusto estético por parte de Gas y del equipo de fotografía, la película no termina de cuajar. El ritmo avanza un poco a trompicones y, aunque tiene pretensión de emocionar y de que nos sumerjamos en la vida de los dos protagonistas, creo que no logra conectar con el corazón del espectador.

Con El pianista nos encontramos, de nuevo, ante un ejemplo de film que se deja ver pero que no deja ninguna huella. Tuvo, eso sí, bastante éxito crítico en Francia, según contó Gas en la presentación, pero parece que no fue razón suficiente para volver a ponerse tras las cámaras.

70 BINLADENS

Tercer largometraje de quien fuera uno de los realizadores españoles más prometedores de principios de los 2000: Koldo Serra. En el mundo del corto tiene esa maravilla en su haber que es El tren de la bruja pero, en el largo, con Bosque de sombras, Gernika y, ahora, 70 binladens, parece que no ha tenido la misma suerte.

El film que nos ocupa está competentemente dirigido y remite un poco, aunque no sé si se forma pretendida, al cine quinqui que tanto triunfó en nuestro país en los años 80 y principios de los 90, con referencias a los cineastas José Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia. La historia de 70 binladens suena a vista y oída, carece de originalidad pero, sobre todo en la parte central, mantiene un ritmo ágil, todos los actores cumplen estupendamente, y los toques de humor están bien llevados.

Sin embargo, y para mi gusto, con el tercer y último acto la película cae brutalmente en picado. Pierde el interés, todo sucede de forma muy atropellada y casi confusa, como si hubiese prisa por acabarla, la fuerza dramática es inexistente, los giros de guion resultan extraños, y el cambio respecto a lo que se había visto hasta entonces resulta tan chocante que parece que nos encontramos ante otra película.

Es una pena que el tramo final tire por la borda a 70 binladens, y espero que Serra logre más pronto que tarde el boom cinematográfico que, sin duda, se merece.